El jueves 30 de Noviembre Josep Llurià Roldòs, “Pitu” para los amigos, se fue a dormir sin saber que ya no despertaría.
Fue una muerte dulce y tranquila, aquella que quisiéramos para nosotros y los nuestros. Solo hay un problema: era demasiado pronto.
Pitu solo había cumplido 60 años y todavía le quedaba mucho por vivir, mucho que ofrecer a la vida y a los demás.
Es injusto. Era una persona que se cuidaba, que había recompuesto recientemente su vida y había comenzado un nuevo proyecto de pareja. No había querido prejubilarse porque todavía se sentía cómodo trabajando. Repito: es injusto.
Pitu tenía ese carácter serio, melancólico y a veces taciturno, hasta que te sorprendía con ese sentido del humor suyo tan catalán. A veces recordando al humorista Eugenio por esa forma seria de ofrecer sus bromas.
Cule empedernido y azote de los pericos, siempre disfrutaba pinchándolos pero con gran sentido del humor.
En fin, ya estamos en diciembre, hace frio y siento que hoy el mundo es un poco más pequeño y desangelado sin tu presencia Pitu.
Buen viaje, siempre estarás en nuestro recuerdo
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